Formalización geométrica y crómatica de la realidad vista subjetivamente por el autor, por mí. La realidad física, el mundo material que me rodea, sin personajes ni objetos muebles.
El cuadro cuadrado como célula que se multiplica infinitamente transmitiendo la certeza de la continuidad del espacio y el cambiante recorrido temporal. El cuadro, la célula, no enmarcado desbordándose por los cantos, desparramándose más allá de la pura y simple realidad material representada.
La realidad visual representada como aquello que contínuamente se escapa del cuadro, ya que éste está abierto hacia un más allá sugerido e incierto, mostrando una infinitésima parte del todo pensado.
Composición, color y formas proyectadas de antemano con dibujos previos para producir finalmente la obra con un programa de trabajo, unos materiales determinados, unas herramientas necesarias, una mano de obra imprescindible y un plazo de tiempo prefijado ejecución sistemática finalmente certificada y terminada, pero abierta, exposición y mantenimiento.
Intervención de un lenguaje propio, creación de un universo singular e inédito, materializado después de largo tiempo pintado y proyectado basado en axiomas aprendidos.
El conocimiento del pasado, historia. La asimilación e interpretación personal de todo lo visto y leído, vivido y viajado.
El aprovechamiento del inaprensible tiempo presente proyectando aquello que será, imaginando y fijando lo que pasará ese día que nunca llega, que es mañana.
Certeza absoluta en el futuro, que es lo único que existe. El futuro existe porque los arquitectos lo proyectamos, los pintores lo imaginan, los escritores lo inventan y los músicos lo interpretan.
La inteligencia del ser humano le ha hecho ver que lo único que existe es el futuro.
La realidad es el futuro, en mi pintura visualizo la realidad que yo proyecto para el día de mañana.